2046: la obsesión de los recuerdos perdidos 

  • Preámbulo en este nuevo año les ofrece reseñas, criticas y análisis de las películas que se estarán proyectando en la sala Gomez Miralles del Centro de Cine.
  • Les invitamos a leer la reseña  del filme 2046 de Wong Kar Wai escrita por la filóloga Mariamalia Blanco.

2046: la obsesión de los recuerdos perdidos 

“Todos los que viajan a 2046 tienen la misma intención: recuperar sus recuerdos perdidos. Porque nada cambia nunca en 2046. Pero nadie sabe realmente si esto es cierto, porque nadie jamás regresó”.

En medio de una estética de elegancia y futurismo, 2046 de Wong Kar Wai es una historia de desolación, desamor y nostalgia. Este filme nos relata la continuación de la vida amorosa del señor Chow después de su regreso a Hong Kong tras terminar su romance con su gran amor del pasado: Su Lizhen. Este personaje, interpretado por Tony Leung, es también el protagonista de In the Mood for Love (2000). 

A medida que se desarrolla esta historia, Chow escribe la novela 2046, una novela futurista que trata sobre jóvenes que buscan el amor a través de los recuerdos perdidos. Los personajes de esta novela son encarnados por los mismos actores que acompañan a Chow en su vida real, lo cual crea un paralelismo entre la ficción de su novela y su vida. De esta manera, Wong Kar Wai introduce el juego de la dualidad en este filme, uno de los recursos narrativos favoritos de este director. 

“Si alguna vez volvíamos a encontrarnos, fingíamos no vernos. Desde entonces no he vuelto a verla, pero aveces, aparece en mis historias”. 

El tiempo de este largometraje está marcado por tres navidades. Chow comparte cada una de ellas con tres mujeres diferentes, todas con las cuales este tiene en su momento vínculos de naturaleza amorosa: Lulú (Carina Lau), una vieja amiga con la que se ha reencontrado en Hong Kong; Bai Ling (Zhang Ziyi), una vecina con quien entabla un romance, y Wang Jing (Faye Wong), la hija del propietario de los apartamentos donde se aloja el señor Chow. 

A pesar de que transcurren tres navidades, Chow se encuentra detenido en el mismo punto: permanece aferrado a sus recuerdos amorosos del pasado. El personaje está marcado por un sentimiento permanente de desinterés y libertinaje; y este sentimiento está, al mismo tiempo, motivado por la nostalgia del desamor. Cuando ha tenido la oportunidad de hacerlo, este personaje desaprovecha la oportunidad de ser feliz; cuando se enamora, la fortuna no le ha favorecido. El tema de los amores imposibles se hace presente una vez más en este largometraje de Wong Kar Wai.

“El amor es una cuestión de concordancia: de nada sirve encontrar a la persona correcta, si no es el momento indicado”.

Chow y Wang Jing compartiendo una tarde en la azotea del hotel donde este se aloja, “Fue el verano más feliz de mi vida”, afirma Chow, “Pero duró poco”.

El recurso de presentar tres navidades con amantes diferentes también sugiere la idea de un tiempo cíclico, en el cual los eventos se repiten, transmitiendo la sensación de un círculo de tiempo en el cual el señor Chow se encuentra inmerso.

A pesar de estar escribiendo una novela futurista, la obsesión por el pasado rige la vida del señor Chow. Incluso, el presente lo sorprende presentándole una nueva amante con el mismo nombre de su viejo amor: Su Lizhen (Gong Li). La Zu Lizhen de 2046 es una profesional de los juegos de azar, lo que crea una metáfora de la suerte y de las casualidades desafortunadas que permean el amor y la vida.

¿Por qué verla?

2046 es sin duda la obra maestra de Wong Kar Wai. Se trata de un largometraje que condensa temáticas recurrentes en su filmografía, tales como la nostalgia, la casualidad y la fatalidad del amor, presentándolos bajo un lente cuyo principal propósito es deleitar al espectador con la belleza de sus espacios.

Dentro de la obra de Wong Kar Wai, 2046 es el ejercicio más fuerte de priorizar la estética del filme y sus sensaciones sobre el argumento: las sensaciones se imponen a través de sus escenas musicales complementadas con una fotografía en cámara lenta, enfatizando los vestuarios refinados y los peinados elegantes de sus personajes femeninos. La estética de 2046 es de una elegancia extrema, y hay en este filme un preciosismo exacerbado de los espacios interiores.

Asímismo, Wong Kar Wai eleva su estética depurada y sensorial a otra esfera al introducir en este largometraje el género de la ciencia ficción, un recurso novedoso en la obra de este director, mediante el cual incorpora su colorimetría y su cuidadosa composición fotográfica en la estética futurista. Además, en esta historia son frecuentes los encuadres escondidos que dan la sensación de una cámara que espía, convirtiendo al espectador en una especie de voyeur. 

A diferencia de otros largometrajes como Chungking Express (1994) o In the Mood for Love (2000), cuyos personajes eran comedidos y nunca llegan a materializar su deseo, 2046 nos presenta personajes lascivos, trasnochadores y ruidosos. Lo que antes se daba por sentado se presenta en este largometraje con escenas eróticas más explícitas. 

El tiempo que no nos pertenece

El presente no tiene peso en el universo de Wong Kar Wai, 2046 es el largometraje que mejor ilustra su visión perecedera del tiempo, dando un lugar más importante a los recovecos de la memoria y la propia representación de aquello que nos acontece. 

La obsesión por el pasado se trata en este filme de manera más directa y compleja que en largometrajes anteriores al introducir una novela dentro de la historia; esta novela, aunque trata sobre viajar al pasado, retrata el presente del protagonista.

 El misterio de lo que ocurre fuera de campo tiene un gran peso en este largometraje, ya que el motivador principal de la nostalgia de Chow (su romance anterior con Zu Lizhen) no aparece directamente en la película. Se trata de una nostalgia contenida que carga el universo de este personaje con una fatalidad intangible que pesa a lo largo de toda la historia.

Como es natural en la obra de Wong Kar Wai, 2046 está permeada de incertidumbres y de secretos que no se revelan al espectador. Este largometraje abre reflexiones interminables sobre la fragilidad del presente, las casualidades desafortunadas y el destino. 

                                                                                               Bai Ling, vecina de Chow, en uno de sus encuentros.

A propósito de aquello que nunca contamos, Chow retoma en 2046 aquella parábola que aparecería también en su vida pasada de In the Mood for Love:

“Antes,
cuando alguien tenía un secreto que no quería compartir,
subía a una montaña,
buscaba un árbol y excavaba un agujero en él.
Susurraba ahí su secreto.
Después lo tapaba con barro,
de este modo, nadie jamás lo descubriría”.

¿Cuál será su secreto?

 

Mariamalia Blanco.

Filóloga, Universidad de Costa Rica.