Chungking Express: fiebre juvenil, amores efímeros

  • Preámbulo en este nuevo año les ofrece reseñas, criticas y análisis de las películas que se estarán proyectando en la sala Gomez Miralles del Centro de Cine.
  • Les invitamos a leer la reseña  del filme Chungking Express de Wong Kar Wai escrita por la filóloga Mariamalia Blanco.

Chungking Express: fiebre juvenil, amores efímeros

1994. En el barrio de Tsim Sha Tsu (Hong Kong), un puesto de comidas en el mercado de Chungking Mansions es el punto de encuentro de varios personajes que llegan ahí por causa de sus historias de amor. 

Chungking Mansions es nada menos que uno de los edificios más característicos y peculiares de Hong Kong, con 5 cuadras de extensión en total y 16 pisos de altura, alberga tiendas, puestos de comida y hostales con personas de al menos 120 nacionalidades diferentes. Es, en cierta manera, conocido como un lugar inseguro y sede de actividades ilícitas. No en vano Wong Kar Wai escogió este lugar cosmopolita y controvertido como locación principal de su cuarto largometraje: Chungking Express (1994).

Chungking Express (1994) nos relata dos historias de amor similares donde el destino de varios personajes se entrecruza de manera sutil. En primer lugar, nos relata la historia del Agente 223 (Takeshi Kaneshiro), un joven agente de policía que llega al puesto de comidas Midnight Express con el corazón roto por la reciente ruptura con su ex novia May. 

Para lidiar con su dolor, este personaje decide comprar y comer todas las latas de piña que vencen el 1 de mayo, día de su cumpleaños. Esta dinámica con un tinte cómico y absurdo resulta fundamental en este largometraje: se trata de un elemento trivial, hasta cierto punto infantil, que dibuja desde el inicio la atmósfera inocente y fresca que envuelve esta historia. Asimismo, a través de elementos insignificantes como las latas de piña, se forman en este filme metáforas sobre los recuerdos, el desamor y el tiempo.

“Si los recuerdos pudieran ser enlatados, 

¿también tendrían fecha de caducidad? 

Si es así, espero que duren siglos”.

Súbitamente, el enfoque de esta historia cambia, dando paso a la segunda parte de Chungking Express, donde el protagonista pasa a ser el Agente 663. Este personaje es interpretado por Tony Leung, uno de los actores favoritos de Wong Kar Wai, y el cual posteriormente actuaría en In the Mood for Love (2000) y 2046 (2004). Este personaje también es un agente de policía, y frecuenta Midnight Express al tiempo que vive su propia historia de desamor. De forma estilizada y en medio del tumulto urbano de Hong Kong, Wong Kar Wai comienza a jugar en este filme con las dualidades y el tema de los amores imposibles, dos características fundamentales de su obra. 

Durante sus visitas a Midnight express, el Agente 663 entabla una amistad con Faye (Faye Wong), la chica que prepara las comidas en este puesto del mercado; esta amistad tiene tintes de relación amorosa, pero la línea que separa ambos puntos es muy delgada.

¿Por qué verla?

Apartándose de las estructuras narrativas tradicionales, Chungking Express nos sorprende con varias historias entrelazadas entre sí. Esta historia es, en realidad, varias historias, con personajes que narran su propia vida, mostrándonos sus inquietudes más íntimas sobre la soledad, la melancolía y la fortuna. 

A diferencia de otros largometrajes de este director como 2046 o In The Mood for Love, cuya naturaleza es más grave y desoladora, Chungking Express cuenta con una especie de fiebre juvenil que caracteriza esta historia. Este clima oscila entre la inocencia y el efímero deseo de amar, y se construye principalmente a través de un guion fresco pero profundamente existencial. Fundamentado en elementos triviales de la cotidianidad, como una fuga de agua, el guion está permeado de reflexiones acerca del destino, la nostalgia y la fatalidad del tiempo.

“¿Dejé la llave de agua abierta o el apartamento estaría llorando una vez más?

Cuando la gente llora, puede secarse los ojos con un kleenex. 

Cuando el apartamento es el que llora, 

hay que trapear mucho más”.

Como es natural en este director, la música y la fotografía son un protagonista más en este largometraje. Wong Kar Wai nos muestra escenas llenas de movimiento en medio de las multitudes de Chungking Mansions, con una extraordinaria fotografía urbana y colorida, en la cual predominan los tonos verdes, azules y amarillos. El ritmo acelerado del entorno urbano y el aire cosmopolita de Chungking Express crea un contraste con el universo interior de sus personajes, el cual es en esencia solitario. 

A través de géneros populares como el rock y el pop, la música envuelve a los personajes que sueñan con viajar para recorrer el mundo y encontrarse a sí mismos en otras latitudes. En el puesto de Midnight Express, Faye escucha día y noche a todo volumen California dreaming de The Mamas and the Papas, un rock and roll que evoca su deseo de viajar; la canción resulta empalagosa, pero posteriormente se incorpora la versión cantonesa de Dreams de The Cranberries, un rock-pop que trae una energía onírica y ácida que se ajusta bien al cambiante universo interior de sus personajes.

Faye Wong, quien también actuó en Ashes of Time (Wong Kar Wai, 1994) es quien interpreta la versión cantonesa de Dreams de The Cranberries. Su carrera musical se caracteriza por combinar música alternativa con pop coreano. 

Chungking Express se rodó en tan solo dos semanas. Wong Kar Wai cuenta que la idea de hacer esta película surgió en un breve periodo en el que no tenía mucho que hacer, por lo que decidió hacer una película más ligera que su anterior Ashes of time (1994). Irónicamente, Chungking Express fue el largometraje que lo catapultó a la fama y le granjeó elogiosas críticas a nivel internacional. Ciertamente, la ligereza ante la vida y la fiebre pasajera del espíritu juvenil le han quedado maravillosamente a este director, dando lugar a este largometraje imperdible. 

 

Mariamalia Blanco.

Filóloga, Universidad de Costa Rica.