La cultura no es un gasto; es una inversión

  • Comunicado del Centro de Cine ante cuestionamiento del Diario Extra

San José, Costa Rica. Sábado 17 de octubre de 2020. Ante el reciente cuestionamiento del Diario Extra sobre la organización del 9º Costa Rica Festival Internacional de Cine (CRFIC), el Centro Costarricense de Producción Cinematográfica, en tanto órgano adscrito del Ministerio de Cultura y Juventud, manifiesta que:

Eliminar al festival de cine significa que desaparezca el principal evento de formación de audiencias del país, uno de los escasos espacios de fomento al desarrollo de proyectos cinematográficos en Centroamérica y el festival de cine independiente más relevante de la región. Salir de ese circuito mundial que ha costado varios años de posicionamiento, significaría eliminar a Costa Rica del panorama internacional y provocaría un retroceso en términos de “invisibilidad”.

Ese dinero que se invierte en el festival también se revierte hacia los creadores en términos de pago por derechos de exhibición, estímulos monetarios y capacitación profesional. El festival de cine activa la economía local y el flujo turístico, y se inserta como parte de una recuperación económica en el sentido de que ofrece empleo, de manera directa o indirecta, a más de 200 personas, pequeños negocios o empresas, ya que encadena muchos sectores productivos y comerciales, pues brinda oportunidad de empleo a diversas figuras públicas y privadas que prestan servicios o venden los bienes necesarios para llevar a cabo el proyecto, desde curaduría cinematográfica, producción audiovisual, gestión cultural, iluminación, fotografía, sonido y producción de eventos, hasta transporte, alimentación, hospedaje, diseño gráfico, administración web, servicios de imprenta, comunicación, contaduría, asesoría legal, etc.

Se debe tener en cuenta cómo se inserta el festival en una etapa de recuperación en media pandemia por Covid-19, ya que los contenidos artísticos como el cine son fundamentales para acompañar el complejo proceso que la pandemia ha generado en cuestiones de ansiedad y crisis social, más allá de la sanitaria, y resulta un vehículo concreto para acompañar a la población durante el proceso de enfrentar la incertidumbre y el efecto que ha provocado la pandemia sobre la salud mental de las y los costarricenses. En este sentido, el festival convoca a cerca de 14 mil personas solo en San José, un número que lo posiciona entre los eventos con mayor audiencia de la región; y para esta venidera edición, con cerca de un 35% menos de presupuesto y con una modalidad completamente gratuita, extendie su oferta a 12 comunidades fuera del Gran Área Metropolitana, muchas de ellas sin acceso a contenido cinematográfico novedoso, en Limón, el Pacífico Sur, Península de Nicoya, Zona Norte, Talamanca, Zona de Los Santos, San Ramón, San Carlos, Jacó, Grecia, Pérez Zeledón y Liberia.

“La cultura -y el cine como parte de ella- no es  un “gasto”; es una inversión. Destinar recursos a proyectos culturales como el CRFIC significa invertir en identidad, en educación, en seguridad ciudadana, en crear comunidad, en apropiación del espacio público. A mediano y largo plazo, es precisamente eso lo que tiende a fomentar sociedades más democráticas, solidarias, seguras y justas, porque son capaces de autorreconocerse y entender con espíritu crítico la realidad que las circunscribe. Las sociedades que vean en la cultura (en su cultura) un gasto y no una inversión, están condenando a las generaciones actuales y venideras a no mirar más allá de sus propios zapatos”, aseveró Raciel del Toro, director del Centro de Cine.

El festival es NECESARIO porque es la principal y prácticamente única vitrina para la inserción de los productos cinematográficos nacionales en el mercado. Desfinanciar la única inversión en difusión vinculada a estrenos no solo atenta contra cualquier noción de mercado, ya que afecta específicamente la etapa de comercialización, sino contra cualquier noción de encadenamiento audiovisual. No solo aporta a la comercialización individivual de las películas, sino que genera una marca país que posiciona la imagen de Costa Rica en un lugar de interés.

No sentimos que un ministerio como el de Cultura y Juventud, que apenas acapara menos del 0,5% del prespuesto nacional para resguardar y fomentar la cultura de todo un país, pueda considerarse un “despilfarro”, en cualquier circunstancia.